Errantes

Y he aquí que,

no hay espacio para nosotros,

no podemos llegar a ningún lado,

estamos como perdidos, sin puerto.

Pero quién puede decir lo contrario,

a lo que se ha dicho antes:

vueltas y vueltas para terminar en los mismo.

Desde Ítaca se observa Ogigia,

¿será que Calipso desea ser Penélope?

¿O es Penélope la que todas las noches sueña con Circe?

Podemos quedarnos quietos,

podemos movernos,

o sólo, podemos ser errantes,

como barcos sin puerto,

como Ulises sin patria,

sin compañeros.

 

Palabras

Un sentido que no es el mío

con palabras que no son las mías:

como deseando no volver,

no detenerse y mirar atrás,

ni revirado, convertir las naves en casa –

las ánimas de los muertos habitan en los barcos hundidos-

para después volver como si nada.

Un sentido que no es el mío

con palabras que no son las mías:

como deseando volver,

detenerse y quedarse quieto en el espacio,

con la mirada perdida

y la vida extraviada…

¿Será que cuando te miro me miro?

¿Será que tus ojos son mis ojos?

¿Será que el aire que respiro es el aire del mar?

Un sentido que no es el mío,

en palabras que sí con las mías:

como deseando volverse a mirar por encima del hombro,

como deseando volver la cabeza,

como deseando haber nacido diez minutos antes,

o tal vez,

quedarse 10 minutos más,

sólo un momento más,

para que las palabras que se han dicho,

tengan algún sentido.