Compartir

Puedes compartir tu cama con alguien. 

O algo.

Puedes dormir al lado de quien amas, o de quien odias, o de quien te obliga.

Puedes dormir con tu perro, tu gato, tus peluches o tu laptop.

Puedes abrazar tu almohada, o tu amante, o dormir de la mano de tu teléfono.

Puedes compartir tu cama.

Pero… con los ojos abiertos, mirando el techo o las paredes,

Pero… con los ojos abiertos, insomne, solo…

Pero… sin poder dormir o dejar de pensar…

Ahí, ahí aparece la duda de por qué no puedes dormir solo. 

¿Por qué bajas la escalera y te sientas en la sala?

¿Por qué las goteras se vuelven entusiastas?

¿Por qué nada de lo que digas tiene sentido, excepto, los sinsentidos?

Puedo compartir mi cama, dormir entre la lap y el teléfono.

Dormir con los peluches y con el perro.

Pero mis ojos se encuentran tan solos.

 

 

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