Soy

La razón por la cual nos aferramos tanto al juego es que a veces ganas, después de que pierdes la mayoría de las veces. Una victoria pírrica, sin sentido, absurda. Porque saber no es conocer, y a veces quisiera regresar al punto en el cual, la ignorancia placentera mantenía mi vida tranquila.  

Puedes iniciar muchas veces, pero sólo se comienza una vez.

Son casi las doce de la noche. Estoy sentado como hacía mucho tiempo no, escuchando y percibiendo el sonido de mis respiraciones: centrado en la nulidad de mis pensamientos, llego a las conclusiones. ¿Qué conclusiones? Las que sean, porque de a poco uno dice sin decir, y no dice nada. Se cantinflea y se cantinea …