Y cada vez que abrazo a alguien,
trato de repetir lo que me hacías sentir entre tus brazos.
Y cuando hablo con alguien,
quiero sienta la seguridad de tu voz,
que escuche la lentitud y la firmeza de tus palabras,
y que entienda, que sin importar lo que se dice,
sin importar la distancia entre quien habla
y quien escucha,
puede quererse y amarse sólo con el sonido de la voz.